Una “suerte de arqueo del pasado”: ese es el modo en el que el Indio Solari describe, en su libro Recuerdos que mienten un poco (Sudamericana, 2019), el proceso a través del cual eligió a sus maestros y maestras, aquellos y aquellas –en especial artistas- a quienes homenajeó en el arte de tapa de El ruiseñor, el amor y la muerte (su último disco de estudio, que cuenta en el booklet interno con fotos de John Lennon, Bob Dylan, Jack Kerouac, Noman Mailer, Billie Holiday, Werner Herzog o Evita, entre otros y otras). Todas esas personas que, cuando escuchó, vio o leyó, activaron algo en él y contribuyeron a formarlo y convertirlo en quien es.
El trabajo de este libro, que realizó junto al escritor Marcelo Figueras, convivió casi en paralelo con la producción de ese álbum, y entonces surge una primera idea: en el análisis a fondo de su infancia, de su formación, su trayectoria y toda su vida en general es posible que se hubiera activado como disparador la idea de seleccionar a todo ese grupo de gente ilustre que lo marcó a fuego. Este libro llega, en todo caso, en un momento en el que el Indio mira hacia el pasado y pone en perspectiva su vida —en alguna medida parte del concepto de El ruiseñor, el amor y la muerte— y resume de manera genial y para siempre su pensamiento. Este es el testamento final de Solari y la posibilidad de meterse a fondo en una mente brillante.
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Una “suerte de arqueo del pasado”: ese es el modo en el que el Indio Solari describe, en su libro Recuerdos que mienten un poco (Sudamericana, 2019), el proceso a través del cual eligió a sus maestros y maestras, aquellos y aquellas –en especial artistas- a quienes homenajeó en el arte de tapa de El ruiseñor, el amor y la muerte (su último disco de estudio, que cuenta en el booklet interno con fotos de John Lennon, Bob Dylan, Jack Kerouac, Noman Mailer, Billie Holiday, Werner Herzog o Evita, entre otros y otras). Todas esas personas que, cuando escuchó, vio o leyó, activaron algo en él y contribuyeron a formarlo y convertirlo en quien es.
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